Aunque suene a verdad de Perogrullo, los tiempos cambian y hay profesiones –como es el caso de los traductores- que, precisamente por haber existido desde hace siglos, están casi obligados a adaptarse a los nuevos tiempos y a las nuevas necesidades del mercado para poder sobrevivir.
Continúa siendo fundamental, como es lógico, completar con éxito la formación universitaria requerida para poder ejercer. Sin embargo, no es lo único que un traductor profesional debe ofrecer si realmente quiere hacerse un hueco en el sector.
En primer lugar, es fundamental ser conscientes de que el aprendizaje en esta profesión es constante y debe realizarse siempre de forma activa, bien a través de cursos que vayan poco a poco completando o especializando la formación recibida, o bien simplemente a través del intercambio de opiniones y la investigación con otros profesionales.
Para ello, resulta especialmente útil el pertenecer a asociaciones especializadas, tanto por ser grupos que normalmente organizan cursos, conferencias y todo tipo de eventos porque, además, suelen ser un buen punto de encuentro entre profesionales –y una buena oportunidad para desarrollar el trabajo en equipo- e, incluso, con clientes potenciales.
Igualmente, hay que saber adaptarse y, por supuesto, beneficiarse de las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías en todos los ámbitos, tanto para mejorar los conocimientos como para abrir nuevas perspectivas profesionales.
Por ejemplo, el uso de programas de traducción asistida por ordenador, también conocidos como memorias de traducción, puede resultar muy interesante. Su utilidad se encuentra en que almacenan las traducciones que va realizando cada profesional y, frente a nuevos textos, sugieren las mejores opciones basándose en dichos trabajos previos.
Por otra parte, y teniendo en cuenta que actualmente puede decirse que en cualquier sector una de las claves es saber diversificarse, un buen traductor debe desarrollar especialmente su capacidad de planificación. Y no sólo en lo que al trabajo que esté realizando se refiere.
También es recomendable planificar los horarios de trabajo sabiendo que, por ejemplo, muchos proyectos pueden perderse por no contestar un correo electrónico a primera hora de la mañana, o que si se trabaja con clientes de otros países sus husos horarios pueden ser diferentes –lo que obliga a estar pendientes de las entregas para no demostrar falta de interés o de profesionalidad-.
Porque, al fin y al cabo, son precisamente estos pequeños y no tan pequeños detalles los que ayudan a diferenciarse y demostrar que se conocen y se dominan, no sólo los idiomas en los que se trabaja, sino también las prácticas que lo convierten en un traductor digno de confianza.