Las sedes de los organismos oficiales como la de las Naciones Unidas o las que conforman la Unión Europea son auténticas Torres de Babel, dado que en ellas cohabitan un gran número de lenguas oficiales –sólo seis de las más de 100 que podrían ser en el caso de la ONU, pero hasta 23 en la UE-.
Se puede afirmar, por tanto, que el trabajo que desempeñan los traductores tanto en dichas oficinas como en las cumbres o encuentros internacionales es prácticamente indispensable para favorecer la comunicación en muchos ámbitos.
De ahí que el camino que tienen que recorrer quienes deseen hacerse un hueco en algún organismo oficial suele ser complejo y difícil, además de muy disputado, dada la recompensa profesional –no sólo económica- e incluso personal que se puede llegar a conseguir.
Por ejemplo, el servicio de traducción al español que existe en la sede principal de Nueva York de las Naciones Unidas está compuesto por una media de 50 traductores y revisores internos y un equipo de freelances y colaboradores de número variable, que pueden traducir al año unas 62.000 páginas, es decir, unos 20 millones de palabras. Destaca, además, que cerca del 80% de estas traducciones se realizan en el ámbito interno del propio organismo.
Y, ¿qué es necesario para poder acceder a alguno de estos puestos? Actualmente en la ONU trabajan diferentes perfiles de profesionales relacionados con el mundo de la traducción –intérpretes, terminólogos, redactores de actas, correctores, becarios, etc.- que, además de poseer el correspondiente título universitario de traducción –o equivalente- deben tener como lengua materna uno de los idiomas reconocidos como oficiales y el conocimiento imprescindible de otros dos.
Por otra parte, se valora especialmente el conocimiento de una cuarta lengua oficial, el disponer de amplios conocimientos de cultura general y la especialización en campos como el derecho o la economía –aunque se deberá estar preparado para traducir documentos de todo tipo de temas: medioambiente, terrorismo, ciencia, etc.-.
Y si se cumplen estos requisitos, se podrá acceder a alguno de los concursos internacionales que se convocan generalmente cada 3 años para cubrir las vacantes que vayan quedando –normalmente por jubilación-. En estos concursos los candidatos deberán superar un examen escrito que se compone de 4 pruebas:
- Un texto general en inglés
- Un ejercicio de opciones múltiples
- Un texto en otro idioma oficial y
- Un texto en inglés especializado
Quienes obtengan las mejores notas en esta prueba podrán acceder a un examen oral que constará de dos partes:
- Una traducción a vista de un párrafo –que se puede preparar durante media hora y se leerá ante un tribunal- y
- Una entrevista personal definitiva en la que se valorará las aptitudes del candidato –su profesionalidad, su capacidad de organización y planificación, sus habilidades comunicativas, su espíritu de equipo, etc.-.
A cambio, en las Naciones Unidas se ofrece una formación de 6 meses y un puesto de trabajo con dos años de prueba tras los cuales se podrá optar a un contrato permanente en el que, eso sí, se deberá trabajar siempre al máximo nivel y con la mayor rapidez.