El inglés es, hoy por hoy, uno de los idiomas más demandados y casi imprescindible en todo tipo de situaciones, tanto personales como profesionales. Salvo que se posea el título universitario correspondiente –imprescindible para poder ejercer como traductor oficial-, conviene disponer de alguna de las acreditaciones reconocidas internacionalmente que acrediten el nivel de conocimientos real que se posea del mismo.
Probablemente los exámenes más conocidos sean los que realiza la Universidad de Cambridge y que miden los conocimientos generales. Se dividen en tres niveles –First (nivel B2 tomando como referencia el marco europeo), Advanced (correspondiente al C1) y Proficiency (C2)- que deben superarse ordenadamente para llegar a acreditar el dominio de la lengua como pueda hacerlo un nativo.
Por otra parte, y especialmente destinado a acreditar el nivel requerido para acceder a las instituciones educativas, se encuentra el TOEFL o Test of English as Foreign Language. Se trata de un examen que evalúa tanto los conocimientos teóricos como las habilidades comunicativas que deberían desarrollarse en el ámbito académico.
Lo que le diferencia de otro tipo de exámenes es que no se suspende ni se aprueba, sino que otorga una puntuación entre 0 y 120 que es la que, según si es mayor o menor, acredita el nivel de que se dispone.
Consta, asimismo, de cuatro pruebas –dos de comprensión, una lectora y otra auditiva, una prueba de escritura y otra de expresión oral- que están valoradas con un máximo de 30 puntos cada una. La suma de todas ellas será la nota final del examen que, además, puede realizarse en papel o por internet y se gestiona a través del portal oficial ETS (Educational Testing Services).
También resulta interesante disponer del resultado del TOEIC (Test of English for International Communication) ya que permite probar las habilidades lingüísticas que se disponen en el ámbito laboral. Es un examen que también se califica con una puntuación que se sitúa entre 10 y 990 y que consta de 200 preguntas tipo test que se formulan en parte por escrito y en parte a través de un audio –lo que también permite valorar la compresión lectora y auditiva-.
Por último, destaca el IELTS (International English Language Testing System), una prueba que se divide en dos vertientes: una académica –que certifica los conocimientos que se requieren en los centros de enseñanza en el extranjero- y otra con fines fundamentalmente laborales –acredita a quienes deban justificar su dominio del idioma para poder presentar una solicitud de empleo-. Tras realizar cuatro pruebas similares a las que deben llevarse a cabo en el TOEFL, se obtiene una puntuación de entre 1 y 9 que tiene una vigencia de dos años, certificada por la Universidad de Cambridge y el British Council.
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