El examen del MAEC consta de cuatro pruebas, tres escritas y una oral: En las pruebas escritas se requiere hacer tres traducciones diferentes. Una con diccionario (de temática jurídica) y otras dos sin él. Suelen centrarse en textos periodísticos especializados y con gran nivel de dificultad; la prueba oral se trata de un comentario de un texto que podrá leer previamente y del que podrá tomar apuntes. Se trata de demostrar el dominio del idioma al que se va a traducir de forma oral. Tras superar estas pruebas, se publicará una lista en el BOE con los nuevos traductores jurados y que entrarán a formar parte de la lista íntegra de los mismos. Tras la publicación de dicha lista, se deberá presentar un título universitario, la fotocopia del DNI y tres fotografías de carné. Además se procederá a registrar el sello en la delegación del gobierno de traductor jurado que deberá estampar en sus futuras traducciones.
Los traductores deben ser capaces de convertir las palabras escritas o habladas en otros idiomas. Estos especialistas pueden trabajar en muchos lugares incluyendo en sistemas judiciales, centros médicos y negocios. Este articulo te dirá como llegar a ser un traductor certificado. Para ello, os dejamos algunos puntos claves que tienes que cumplir:
- Ten dominio de al menos dos idiomas.
- Tomar clases específicas en la escuela secundaria es importante.
- Gana tu licenciatura.
- Estudia en el extranjero en los países que hablan la lengua a la cual deseas traducir.
- Adquiere experiencia mientras estas en la universidad.
- Existen diversas organizaciones de investigación que ofrecen la certificación.
- Gana una certificación a través de los EE. UU. Hay varias organizaciones de los Estados Unidos que te ayudan si vas a trabajar en diversos estados o para el gobierno federal.
- Algunos ejemplos de estas organizaciones incluyen la American Translators Association, la Asociación Nacional de Interpretes y Traductores del Poder Judicial y la Asociación Internacional de Interpretes Médicos.
Entonces, ¿Cualquiera que sepas idiomas puede traducir?
Sí y no: cualquiera puede ofrecer servicios de traducción (a excepción de las traducciones juradas, que en España deben ser hechas por un traductor-intérprete jurado), pero luego hay que demostrar que eres un profesional competente que hace bien su trabajo. De lo contrario, los clientes huirán de ti rápidamente. La mala fama se extiende como la pólvora, más aún en la era 2.0.
¿Cómo se comunica el traductor con su publico objetivo?
Dado que la inmensa mayoría de los traductores somos autónomos que trabajamos desde casa, sentados delante del ordenador todo el día, el contacto con los clientes se produce básicamente a través del correo electrónico y, en menor medida, el teléfono u otras herramientas de comunicación, como la mensajería instantánea (por ejemplo, Skype). Por eso podemos trabajar con clientes de cualquier parte del mundo, ya que no es necesario que residamos en el mismo lugar que ellos para hacer nuestro trabajo.
¿Se puede vivir de la traducción?
Rotundamente SÍ: se puede sobrevivir, se puede vivir y se puede vivir muy bien, según lo buen traductor que uno sea y lo bien que sepa gestionar su negocio. Yo me dedico exclusivamente a la traducción desde que terminé la carrera, y como yo tantos otros traductores. Lo que pasa es que el común de los mortales apenas conoce nuestra profesión y es difícil imaginar que alguien pueda vivir de algo que no se conoce. Por eso, con esta entrada he querido acercar nuestro trabajo a aquellos que lo desconocen para que, a diferencia de lo que reza el nombre de este blog, cada vez estemos menos en la sombra.
Ni todos los traductores traducen libros:
Al contrario de lo que suele pensar la gente, la traducción literaria o editorial (novelas, ensayos, obras divulgativas o científicas, etc.) es una ínfima parte de todo lo que se traduce (y, además, está peor pagada que otros sectores). La mayoría de los traductores vivimos de traducir textos mucho más prosaicos, como contratos, manuales de instrucciones de aparatos varios, páginas web, informes financieros, material publicitario, etc. Los que se dedican a la traducción para editoriales suelen compaginarla con la traducción de textos no literarios.